Sevilla jugó bien. No lindo, pero eficaz. Aprovechó su momento y sacó ventaja en el marcador.
El primer tanto fue de toto Galvan, tras una magnífica contra que empieza el mismo Galvan tras meterle un bochazo al vacío para que Arizmendi desborde y lo deje sólo al autor del gol. Este la mandó fuerte a la punta y a media altura para que Sevilla grite el primero.
El pincha fue en busca del empate, pero no pudo. Fue el que manejó la pelota, pero no fue punzante. Mostró buenas intenciones en su número 10, pero lejos del arco de Chaparro.
Y en otra contra, nuevamente Arizmendi habilita esta vez al kun Hooper para que este la toque suave al costado del uno. Era el segundo gol del verde e ir al descanso tranquilos con dos goles arriba en el marcador. La gente de Estudiantes reclamó mano en esa jugada complicada para el árbitro.
En el segundo, fue un golpe por golpe constante. La diferencia era que Sevilla se descuidaba en el medio y Estudiantes abajo. El verde pudo haber ampliado la diferencia, y Estudiantes descontar . Ese descuento llegó faltando 2 minutos. Un golazo al ángulo de afuera del área.
Parecía que Sevilla iba a sufrir en los últimos minutos, pero al toque Arizmendi recupera una pelota y se la tira a Wojtasik para que este llegue al gol por afuera, remata y el rebote favorece a Elías Lovera. El lobo la empujó al fondo de la red, y se gritó el gooooool, y la victoria del verde.
El verde tuvo puntos muy altos como los de Angrisani, Dávalos e Ibarra, quiénes fueron el sostén defensivo. Por otra parte, tuvo a un Galvan peligroso en ofensiva. También a un Arizmendi que cuando la agarra sabemos todos que algo peligroso para el rival va a pasar. Pero lo más importante que tiene Sevilla, y que no lo pierde a lo largo de su historia es la garra, las ganas y la cero displicencia con la que juega los partidos. Sea quien sea, con Sevilla no es fácil. Es la esencia de este equipo dejar todo en la cancha. Gane o pierda.